"Se está perdiendo la emoción del flamenco"
Revista La Flamenca: Revista nº 9 /año 2005 Marzo Abril Fotos: Miguel Ángel González
Sincero e inconformista, Joaquín Grilo no duda en ningún momento decir y expresar lo que piensa. El bailaor jerezano cree que se está perdiendo esa emoción, esa improvisación que caracteriza al flamenco frente a otras artes. Afirma que ya no existe la misma personalidad de antes. Cree que el flamenco volverá a sus inicios. Es como la tierra, como la naturaleza. El artista se siente resentido con el evento flamenco más importante de su tierra. Lleva cuatro años sin pisar el Festival de Jerez.
¿Quién fue Cristóbal el ‘Jerezano'?
Mi primer maestro. Bueno, en realidad mi primer maestro fue ‘Juanerre'. Con él di mis primeros pasos. Pero Cristóbal fue ya un maestro más serio. Fueron mis primeras ilusiones, mis primeros pasos, mis primeros espectáculos. Yo tendría unos diez años
Hábleme del Ballet Albarizuela
Fue una etapa muy importante de mi vida. Fernando Belmonte me vio en un espectáculo que Cristóbal el ‘Jerezano' hizo en el Teatro Villamarta, y le dijo a mi padre que yo tenía muchas posibilidades. Aquí fue cuando empecé a conocer el clásico, lo que era el baile regional, el bolero, etc.
¿Proviene de familia de artistas?
Mi padre es un gran aficionado al flamenco. Tanto en la familia de él como en la de mi madre hemos tenido aficionados muy buenos. Un tío mío cantaba malagueñas con esa voz parecida a Rancapino. Antoñirri, un tío de mi madre, siempre ha trabajado en la Venta Maribar, en los Cuatro Muleros, ... Creo que por ahí tiene que venir algo.
En 1989 ganó en Córdoba, ¿han cambiado mucho los concursos?
Los concursos tienen su parte buena y su parte mala. Creo que hay que coger la parte positiva. La ilusión, la preparación, las ganas de trabajar y la competición. Para la gente que empieza es un buen escaparate. Pero pienso que todo está un poco desvirtuado. Todo el que pasara a la final debería tener un premio.
A principios de los noventa se marchó de Jerez
Me fui a Barcelona al tablao Carmen. Allí me vio Rafael Aguilar, que era un gran bailaor de aquella época, y me fui a Madrid con él. A partir de mi llegada a Madrid todo fue una cadena continua de trabajo con muchos artistas.
¿Se le quedó un poco pequeña su tierra?
Es algo que no piensas. Es algo que sientes. Quieres moverte para expresarte y abrirte a otras formas. En cierto modo puede ser que Jerez se me quedara chico. En Madrid, a parte de conocer a grandes artistas, he tenido vivencias increíbles.
¿Se formó allí como artista?
Creo que mi formación todavía no se ha completado. He empezado a darme cuenta de muchas cosas. Lo que sí es cierto es que me sirvió mucho para que la gente me conociera. Esa es mi lucha constante. Sacar algo y mostrarlo a la gente. Madrid me ha dado mucho.
¿Madrid ya no es lo que era?
No se parece en nada a lo que era. Aquí seguimos siendo un pueblo. Se han perdido los tablaos. Ya está todo cerrado. Zambra se perdió. Era uno de los últimos que hacía cosas interesantes. Recuerdo el espectáculo ‘Cinco bailaores' . Ahí estaban Canales, Cortés, Cristóbal Reyes, Adrián Galia, ... había una gente muy interesante. En aquella época había una oferta muy completa en Madrid. Trabajar con gente de ese nivel es muy importante para esforzarte y llegar a se alguien.
¿Cómo fue su etapa con Paco de Lucía?
Estuve con él unos cinco o seis años. Fue una experiencia muy positiva. Cumplí una de mis metas, uno de mis sueños. Conocerlo personalmente, hablar con él, compartir vivencias, ha sido algo increíble. Es muy impactante el poder trabajar con él. Si él hubiera querido ser torero, lo hubiera conseguido. En lo profesional, Paco te abre muchas puertas. Ha sido la mejor experiencia de mi vida. Este período ha sido fundamental en mi carrera.
Cambiemos de tercio, ¿hay una crisis en la danza?
Yo creo que no. Donde hay crisis es en el flamenco. Creo que se está perdiendo la emoción. Hay muy buena técnica, un conocimiento mucho más amplio de la música, pero existe una cosa dentro de la expresión del flamenco que va más allá. Se trata del transmitir a los demás. Y esas emociones no las veo como público. A lo mejor yo tampoco las expreso como artista. Hay poca improvisación. Antes se hacían las mismas cosas pero había más personalidad. Y la culpa la tiene tanto el artista como el propio espectador. En esta edición del Festival de Jerez, que es lo que tenemos más reciente, la gente terminaba siempre aplaudiendo por bulerías. Para obtener este éxito, a mí me ha costado años se sacrificio. También es responsable de todo esto la organización. Te dan mortadela, queso o jamón, les da igual. No deben perder de vista que todo esto debe estar enfocado hacia el arte. Cada vez se vez más contemporáneo y menos clásico español y flamenco. Parece ser que vale todo. Está claro que tu forma de expresión es libre. Yo lucho por esa libertad. Pero no debemos perder esa emoción del flamenco. Los remates están cada vez más rebuscados para conseguir el aplauso. Eso está bien, pero hay que seguir buscando. Hay que tener mucho cuidado con esto. Todos debemos poner un poquito de nuestra parte. Nos tienen que respaldar para hacer cosas interesantes.
¿Cree que se ha difuminado la línea divisoria entre el bailarín y el bailaor?
Antes había una diferencia más clara. Pero sí se sigue distinguiendo. A los bailaores antiguos no se les pasaba por la cabeza el ponerse las zapatillas o el hacer piruetas. El bailarín no tiene la expresión que posee el bailaor. No tiene ese lenguaje, tiene otra forma. En España, el clásico es una cosa prácticamente nueva. Aquí lo que ha predominado ha sido el español. Y esto se está perdiendo poco a poco, al igual que la canción española.
¿Debe el bailaor flamenco pasar por la barra?
Creo que no. Pero si todo lo que aprendes lo utilizas de una forma correcta, también es bueno. Todo depende de la expresión de cada uno. Cada uno tiene unas herramientas que debe utilizar a su forma. Pero siempre hay que respetar la base, la raíz flamenca que está ahí.
"Lo que me gusta del flamenco es ese misterio que no todo el mundo puede entender"
¿Hacia dónde va esto?
Al principio. Esto es como la tierra, como la naturaleza, va dando vueltas. Hoy día lo que sorprende verdaderamente es lo de antes. Las cosas que ya no se ven. Hay un gran nivel en la danza, pero estamos hablando de flamenco.
¿Qué le ha parecido esta edición del Festival de Jerez?
Ha habido coreografías interesantes. Es lo que venimos hablando. Los que reciben subvenciones pueden realizar producciones de gran formato. Otros se quedan a mitad de camino. Lo que creo que hace falta transmitir es el flamenco de cuartito. Ese es el verdadero flamenco. Esa es la meta de un artista. Las masas están porque se dejan llevar, pero este es un arte de minorías. Lo que me gusta del flamenco es ese misterio que no todo el mundo puede entender. También hay que tener en cuenta que por muchos espectáculos que haya visto uno no quiere decir que tenga más cultura que nadie. Esto le pasa a gente de la propia organización de este Festival. Hacen mil cosas, se meten en el mundo de la ópera, ... pero todo a medias. Te miran por encima del hombro. Y yo les digo que no tienen ni idea de esto.
Cuatro años sin pisar el Festival de Jerez, ¿no son muchos para un artista de la tierra?
Pues sí. Pero bueno, he estado en la Fiesta de la Bulería. Ahí he podido sacarme la espinilla por no estar aquí. Pero esta decisión de no estar en el Festival es más mía que de la propia organización. Soy un pequeño demonio. Me revelo ante la injusticia. Uno ve y siente en sus propias carnes como te machacan. No ven el tiempo que le dedicas a esto. Les da igual. Al público de Jerez es al único al que le tengo que dar una explicación sobre esta decisión. Uno tiene interés en hacer cosas nuevas y les da igual. Que te den alguna subvención, que te cedan en teatro para algún ensayo; son cosas que te mereces porque anteriormente les has hecho algún favor que otro. Pero esto no es lo peor, porque luego sí ayudan a otros. ¿Por qué?. ¿Yo no soy de Jerez?, ¿no tengo el mismo derecho que los demás?. Sabrán mucho de organizar cosas. No les quito mérito. Pero también te digo que tienen una tarjeta de presentación muy grande que se llama Jerez. No tienen ningún criterio para programar un festival de flamenco. Pero como les va bien, pues ¡gloria bendita!. Pero bueno, el no estar en cuatro años no me preocupa en exceso porque sé que estaré algún año.