Revista La Flamenca: Revista nº 6 / año 2004 Septiembre Octubre
Eva María Garrido García nace en Frankfurt (Alemania) en 1970. A los pocos días se traslada a Granada. Comienza a bailar a los doce años con Enrique ‘El Canastero', Angustillas ‘La mona', Mariquilla y Mario Maya. Viaja a Sevilla para llevar a cabo sus estudios de arte dramático con Juan Furest y Jesús Domínguez, y marcha a la Habana (Cuba) para estudiar coreografía con Johanes García.
En 1985 comienza a trabajar en la compañía de Rafael Aguilar en ‘Diquela de la Alhambra'. Dos años más tarde se integra en la compañía de Paco Moyano.
A partir de 1990 mantiene colaboraciones con Javier Latorre, Manolete, Merche Esmeralda, Joaquín Cortés y Javier Barón.
En 1998 crea su propia compañía y se presenta en la X Bienal de Flamenco de Sevilla con ‘Eva'. Ese mismo año comparte cartel con Mikhail Barysshnikov en Wuppertal (Alemania).
En enero de 2000 recibe en Madrid el Premio ‘Flamenco Hoy' como Mejor Bailaora de 1999.
Eva ‘Yerbabuena' estrena ‘5 mujeres 5' en la XI Bienal de Flamenco de Sevilla en septiembre de 2000, considerado por la crítica como Mejor Espectáculo y Mejor Bailaora de la Bienal.
En el 2001 conquista por segunda vez la estatuilla ‘Flamenco Hoy' como Mejor Bailaora y Mejor Compañía de año 2000. Ese mismo año crea para la Compañía Andaluza de Danza la coreografía ‘Dharma'. A finales de año, el Estado español le concede el ‘Premio Nacional de Danza'.
Le otorgan por tercer año consecutivo el Premio ‘Flamenco Hoy' como Mejor Bailaora 2001. Es premiada por la Asociación de Profesores de Danza Española y Flamenco en reconocimiento a su trayectoria y labor artística.
En octubre de 2002 estrena en la XII Bienal de Flamenco de Sevilla su nueva obra ‘La voz del silencio' con la que obtiene el premio a la Mejor Bailaora e Intérprete de esta edición.
El próximo 18 de septiembre estrenará en la XIII Bienal su nuevo espectáculo ‘A cuatro voces'...
¿De dónde le viene la pasión por el baile?
Fue una hermana de mi madre que murió muy joven. Recuerdo de tener cinco o seis años y de escucharle a ella decirle a mi madre que debería llevarme a una academia porque cuando yo escuchaba flamenco me ponía nerviosa. Entonces, cuando mi tía murió, mi madre cumplió su deseo y me apuntó a una academia. Allí se daba un poquito de todo, pero lo que menos se daba era flamenco. Un día mi padre me llevó a un festival en el que estaban Camarón, El Lebrijano, José de la Tomasa, Menese, Concha Vargas, Manuela Carrasco,...Cuando yo vi bailar a Manuela Carrasco le dije a mi padre que eso era lo que yo quería aprender. Esa misma noche decidí ser bailaora.
¿Recuerda la primera vez que se subió a un escenario?
Eso fue en las Fiestas de Armilla. Llamaron a los Romeros de la Puebla. Me tocaron ‘Maruja Limón'. La verdad es que fue gracioso porque como yo era tan tímida, mi madre estaba expectante a ver lo que yo hacía. Ellos no podía entender que yo me subiera ahí y no me bajara. Recuerdo todo, como iba peinada, el traje que llevaba,...Me colocaron en una esquina y yo no levanté ni la cabeza. Hasta los saludos no me di cuenta la gran cantidad de gente que había allí, unas 2.500 personas.
¿Quién le puso lo de ‘Yerbabuena'?
Un guitarrista muy amigo mío, Francisco Manuel Díaz. Recuerdo que en un festival que había mi padre le dijo que si podía tocarme la guitarra. Entonces él le dijo a mi padre: perdone, pero no me he traído la partitura. A partir de ahí empezamos a conocernos, trabajamos juntos y ahora es como un familiar mío. A él le encanta bautizar a la gente, le ha puesto el nombre a la mayoría de los artistas de Granada. Primero me dijo que Eva ‘Mora', pero no me gustaba. Una mañana me dijo que había una cantaor que se llamaba Frasquito Yerbabuena y desde que murió nadie había usado ese apodo. Y la verdad que lo de ‘Yerbabuena' me gustó muchísimo. Y desde entonces...
"Yo conozco la libertad cuando me subo a un escenario"
De todos los escenarios que Eva se ha subido, ¿cuál le ha impactado más?
El Generalife. Los primeros espectáculos que he podido ver en directo y que me hayan dado de pensar fueron allí. En este lugar he visto a grandes artistas. Recuerdo haber visto un día Mario Maya y preguntarme: ¿algún día podré hacer algo así y pisar este escenario?. Y la primera vez que pisé El Generalife con mi compañía fue algo muy impactante. Me estaba viendo cuando tenía 16 años y estaba sentada en el público.
En su intensa trayectoria ha podido bailar con muchos artistas, ¿le queda alguien con quién le gustaría bailar o haber bailado?
Creo que sí, hay muchos compañeros con los que me gustaría trabajar. También me haría ilusión hacer algo con artistas que no tienen nada que ver con el mundo del flamenco. Uno de mis sueños siempre ha sido poder hacer algo con Mikhail Barysshnikov. He podido compartir cartel con él y fue maravilloso. Por ejemplo, con la coreógrafa Pina Baush también estaba ilusionada de hacer algo. El 4 de octubre se cumplirá ese sueño. Voy a tener la oportunidad de poder hacer una coreografía de ella. Siempre tú tienes sueños y tienes metas. Simplemente es desearlas con fuerza.
¿Qué siente cuando se sube en un escenario?
Yo no sé si la gente conoce la libertad. Yo la conozco cuando me subo a un escenario. Ahí me siento completamente libre. Es algo que no se puede explicar. En esa hora y media que yo estoy arriba nadie puede sentir ni pensar lo que a mí me ocurre por dentro. Es una sensación maravillosa.
Si no hubiera sido bailaora, ¿qué le hubiera gustado ser?
A mi me encanta ser ama de casa. Es algo que cuando tengo tiempo lo hago, no quiero hacer otra cosa. Es algo que yo valoro muchísimo y se le da muy poca importancia. Ser ama de casa no es fácil. Es como el baile, es constancia, paciencia, dedicación, etc.
Entre viaje y viaje, ¿con qué mata el tiempo?
Pensar, pensar y más pensar. Pienso en mis inquietudes, en cosas que te gustaría hacer, el poco tiempo que paso con mi hija, el querer ser madre otra vez. Miles de cosas se te pasan por la cabeza.
Por ahí tiene una faceta oculta de escritora, ¿no?
(Sonríe). Sí, me da por escribir cosas que voy pensando. Te voy a leer algo que escribí en Verona hace muy poco: La vida es una posibilidad de existir / la creación una forma de perdurar / el arte es la existencia de la creación que perdura eternamente. Son cosas que se te van ocurriendo y las vas escribiendo. A veces no sabes ni lo que escribes.
‘Eva', ‘5 mujeres 5', ‘Voz del Silencio', ¿es cada vez más complicado crear algo nuevo?
No es fácil. Crear un espectáculo es algo que tienes que sentir y tener esa inquietud. Es algo que tienes que contar y compartir con la gente. Es algo complicado. Crear un espectáculo es lo más difícil.
¿Un exceso de coreografía mata el baile?
El secreto está en buscar el equilibrio. No sé hasta qué punto un exceso de coreografía puede matar el baile. Pero también un exceso de baile puede matar una coreografía. Es una cosa muy relativa.
Hay gente que dice que Eva sólo necesita una buena guitarra y un buen cante...
No creo que sea así. A mi me encanta mucho el cante. Es lo que me revuelve las tripas. Me parece algo imprescindible. Tú necesitas comunicarte. Mi cuerpo es el medio con el que yo me comunico con la gente, con el que yo cuento mis inquietudes. Lo que tengo muy claro es que yo no soy nadie si no tengo a mis compañeros. Yo necesito tener una buena guitarra, buenas voces y un gran cuerpo de baile. No creo que un artista sea quien es por sí sólo. Somos un equipo.
¿Qué opina del panorama actual del baile?
Estoy muy contenta. Estamos en plena transición de una generación a otra. Hay muchísima juventud, eso es imprescindible. Para que esto no muera necesitamos de esos jóvenes con inquietudes, con deseos, con ganas de aprender. Lo importante es que la gente joven se preocupes y que los que no son jóvenes sepan enseñar a éstos, facilitarle el aprendizaje que han tenido.
‘A cuatro voces', nuevo espectáculo...
Es un espectáculo que lleva engendrándose bastante tiempo. Es algo que Paco Jarana y yo llevamos hablando mucho tiempo. Quién no ha leído a Lorca escuchando cantar flamenco. Quizás Vicente Alexandre es de los menos, o Blas de Otero. Pero Miguel Hernández y Lorca son, de los cuatro poetas que van a estar presentes en el espectáculo, los dos que más hayan sonado. A través de escuchar a Enrique Morente me llamó la atención sobre Lorca. Ahí empiezas a inquietarte. Te regalan libros como Poeta en Nueva York, los lees. Al igual que el poema del Juicio Final de Blas de Otero. ‘A cuatro voces', uno piensa qué te dice ese título. Normalmente crees que son cuatro cantaores. Aunque sí va a ver cuatro cantaores, se refiere a esos cuatro poetas. Es una obra que está llena de poesía, de miedo, de retos, de sentimientos, de imágenes