Revista La Flamenca: Revista nº 9 /año 2005 Marzo Abril Fotos: Facundo Pecherusky
No cabe duda que Rafaela Carrasco es una de las bailaoras del momento. Así lo refrenda su presencia en los principales festivales y eventos flamencos más importantes tanto a nivel nacional como internacional. Después de cosechar un gran éxito el pasado año en el 8° Festival de Jerez con una malagueña que levantó al público de su asiento, la artista sevillana ha regresado un año después con su propia Compañía. Un proyecto que con tan sólo tres años ha puesto en marcha dos espectáculos, ‘La música del cuerpo' y ‘Una mirada del flamenco' -recientemente estrenado en Madrid y presentado en el 9° Festival de Jerez-. También ha podido presentar en este importante Festival el espectáculo ‘Fuera de los límites', una propuesta vanguardista y dancística en la que comparte protagonismo con la bailaora Belén Maya..
¿Cuándo comenzó su carrera artística?
Con tan sólo seis años ya comencé a bailar. Mi carrera profesional empezó a los diecisiete años cuando entré a trabajar en la Compañía de Mario Maya. A partir de ahí no he parado de trabajar.
¿Con qué maestros se formó?
Mi formación básica fue en la Academia de Matilde Coral. Allí aprendí toda la disciplina básica, tanto clásico español como flamenco. Luego he ido bebiendo de los maestros con los que he trabajado. Es el caso del propio Mario Maya.
¿Es necesario ir reciclándose?
Claro que sí. Yo soy una persona muy inquieta y voy buscando otras cosas. Necesito estar continuamente haciendo cosas nuevas. Hay gente que se queda toda la vida haciendo lo mismo. Yo no podría, me aburriría.
Perteneces a una generación de artistas tales como Belén Maya, Israel Galván,... ¿cómo los definiría?
Ya nos catalogan como bichos raros. Debería de existir un "rarómetro" para marcar nuestros límites (bromea). También te digo que en este grupo hay gente más normal. Pero sí es cierto que en mayor o menor medida nos hemos encaminados hacia otros derroteros. Puede ser que el lenguaje flamenco se nos haya quedado pequeño. En mi caso, yo con el lenguaje del flamenco me he sentido limitada. A veces quiero contar otras cosas y necesito recurrir a otro tipo de movimientos y a otro tipo de música que me ayudan a dar más de mí.
¿Se considera una vanguardista del flamenco?
No. A Belén Maya y a Israel sí los considero vanguardistas. Yo creo que tengo una línea de trabajo diferente, personal. Pienso que estoy abriendo camino en el sentido de concepción de espectáculo. Son más contemporáneos, no en movimientos pero sí en conceptos. Mis movimientos y mis pasos no son ni contemporáneos ni vanguardistas.
"Con el lenguaje del flamenco me he sentido limitada"
¿Está en ese momento en el que puede expresar todo lo que siente?
Sí. Tengo que ser consecuente en todo momento con lo que siento y con lo que pienso. Soy muy sincera con los trabajos que hago. Todo depende del momento en que te encuentres. En mi primer espectáculo, ‘La música del cuerpo', se respiraba mucha melancolía. Ahora estoy en otro momento y se nota en mi nuevo espectáculo.
La malagueña que bailó el año pasado en el Festival de Jerez ha dado sus frutos...
Es un número que ha resultado ser muy bonito. Llama la atención por la simplicidad que tiene. Realmente somos tan sólo tres personas en el escenario. No tiene complicación ni pretensión ninguna y eso es lo que engancha. La verdad es que ahora me piden mucho este baile.
Hace tres años que formó su propia Compañía
Sí. En este período hemos montado dos espectáculos. Estoy muy contenta con todos y cada uno de los miembros de la Compañía. Son todos bailaores solistas y músicos de primera. Son muy buenos intérpretes. Me gusta trabajar más con los aspectos emocionales. Llevamos otra línea de trabajo. Quizás la gente que lo vea desde fuera, sin haber visto mucho danza, puede que lo catalogue de lineal porque no tiene esos tirones de cierres y de aplausos. Nosotros no buscamos el ‘olé'. Creo que la línea que nosotros seguimos crea esa polémica porque no es algo tradicional. Todo esto es producto de mis inquietudes. Necesito que el espectador vaya descubriendo cosas. Eso para mí es muy importante. No me gustan las cosas que son previsibles. Hay espectáculo que antes de entrar ya sabes lo que vas a ver.
¿Es más fácil trabajar con bailaores solistas?
Para mí sí. Me aportan mucho. Nunca me han gustado los cuerpos de baile en los que todos hacen lo mismo. Respeto esa línea de trabajo pero no la comparto. Es una forma que se adoptó cuando empezó a hacerse flamenco en los teatros. Es un trabajo muy complicado. Yo busco otras cosas, me gusta trabajar con cada uno por separado. Además, me enriquezco mucho al observarlos. Ver mis pasos en otra gente que tiene tanta personalidad es algo que me llena. Incluso, a veces, les queda más bonito que a mí. Me gusta la desigualdad. De hecho, físicamente son muy distintos unos de otros.
‘Una mirada del flamenco'... ¿qué visión tiene de este arte?
El espectáculo está basado en propuestas diferentes que versan sobre algunos palos del flamenco. No hay nada que contar. Simplemente se trata de mostrar mis inquietudes. Por ejemplo, la soleá que bailo al final es una parafernalia musical de mucha riqueza emocional. No hay nada que contar, pero cada pieza te muestra algo. La malagueña es algo diferente. No es un baile, es un tema musical. Toda la trama es desnuda. Es mi punto de hacer las cosas. La puesta de escena es vertiginosa con unas luces increíbles.
"Un crítico no debe de hablar sin haberse subido una vez en su vida a un escenario"
Y la farruca...
No pretendo mandar un mensaje. Sólo quiero enriquecer. Tengo un gran respeto a la bata de cola, y por eso lo he hecho. He intentado sacar lo que no hay, la masculinidad. Siempre ha habido una feminidad, una coquetería con la bata. Tenía muchas ganas de trabajar esto con mis bailarines porque están muy preparados. Ha sido un reto muy importante para mí. He buscado esa masculinidad. La propia bata no es pomposa. Son líneas rectas con unos fajines. Realmente parecen curas. La imagen es bastante potente. Todo lo que hacen es muy masculino y muy lineal. Se parten la cara con la bata. Ellos nunca habían trabajado con la bata de cola. Les di las pautas necesarias para manejarla. Es más lógica que otra cosa.
¿Le importan las críticas?
La verdad es que no. Antes me dolían mucho, pero ya me conozco la historia. En mi carrera artística he tenido muy pocas críticas buenas en Andalucía. Siempre me tachan de fría, de técnica. Quizás tengan su razón. Pero para poder expresar es necesario tener un buen lenguaje técnico para contar con muchas armas. Yo no me puedo limitar con saber cuatro cosas. Para mí la técnica es muy importante. De las críticas intento coger aquello que me pueda aportar algo. Si me cogen en un momento bajo puede que me duelan porque creo que no son justas. Creo que no valoran el trabajo. Puede gustarle o no, pero tienen que tener en cuenta todo el esfuerzo que hay detrás. También creo que esto les va grande. En general, saben mucho de la teoría del flamenco, pero de práctica no tienen ni idea. No saben de danza. Ven lo que quieren ver. Uno tiene que saber de danza para hacer una crítica con coherencia. Un crítico no debe de hablar sin haberse subido una vez en su vida a un escenario. No saben las responsabilidad que conlleva el subirse a un escenario ante mil personas, ni la dificultad que tiene poner en marcha un espectáculo.
‘Fuera de los límites', ¿tiene barreras el flamenco?
Ya no. Para mí el flamenco es tan grande, tan rico y tan complejo que cada uno debe agarrarse a los elementos que necesite para poder contarlo. No estoy dispuesta a que me pongan límites ni a ponérmelos yo misma. Intento siempre luchar contra los miedos que pueda tener el qué dirán o el qué pensarán. Esto es lo que te hace crecer como persona y como artista.
¿Cómo catalogaría ese espectáculo?
Es la libertad absoluta de expresión. Es muy íntimo. Cada pieza rompe barreras de una forma u otra. Existe un claro dramatismo, un fondo emocional increíble. Aquí puedes contar realmente lo que sientes sin tener prejuicios de ningún tipo. Es un espectáculo donde disfrutamos mucho porque sentimos la libertad. Hay música de todas partes. Además, es muy fácil trabajar con Belén Maya. Nos respetamos mucho tanto en lo personal y en lo personal. Hay mucha complicidad entre las dos. En todos los números nos vamos complementando. El final es completamente improvisado.
¿Hacia dónde deambula la senda del flamenco?
Creo que cada uno debe escoger su camino. No creo que todos tengamos la misma trayectoria dentro del flamenco. Cada uno busca su propia trayectoria. Esto es lo que enriquece el arte. Pienso que tiene el mismo valor el que se queda en el flamenco tradicional como el que busca otros caminos.
Perspectivas de futuro
Por lo pronto rodar ‘Una mirada del flamenco' y mostrarlo al mundo. La gente tiene que verlo.